Friday, September 29, 2006

LAS TRES HERMANAS


No fue muy jocoso en aquella oportunidad en “mi” Motel, descubrir a través de los coligües que separaban la entrada a mi cabaña 13, de la entrada 12, tu auto estacionado sobre todo porque oficialmente tú estabas en Viña en un Seminario sobre fertilidad asistida, por 2 días. El hueón conocía tus gustos por la cultura japonesa y tenía plata: eligió la suite Japonesa de 60 m2, la más cara. Yo en la de 32 m2, la egipcia, en honor a mis ancentros.
Fue menos jocoso descubrir que las tiernas paredes que separaban a la japonesa de la egipcia, permitían escuchar tus quejidos, tus gemidos, tus estertores como si estuvieras al lado nuestro.

Ciertamente no fue agradable –entonces – comprobar que sí eras la multiorgásmica que yo ansiaba, pero que indudablemente no era yo el jinete idóneo que necesitabas.
No me gustó –definitivamente- que le bailaras al sujeto tanto rato en pelotas y que te tratara tan groseramente mientras le hacías eso y mucho más.
Después de 1 hora de extrema-grotesca-urgente-ardiente-lujuria entre ese desconocido y tú se colmó mi paciencia a tal punto que me vestí, convencí a mi pareja que no entendía nada, de retirarnos, no sin antes dejarte 4 miguelitos en las cuatro ruedas, justo cuando otro auto hacía presencia en tu cabaña 12 y de él bajaba nada más ni nada menos que tu hermana menor, la lolita, la preciosa, la diseñadora, la amiga de mis hijas, la tierna del “hola Felipe”, la coqueta soñadora.
Mi abyecta-libidinosa curiosidad pudo más que mi furia machista y retornamos

a la 13.

Ahora entendía esos arrumacos tan intensos entre Uds. dos en la playa, esas siestas compartidas so pretexto de hablar cuestiones de mujeres, esos viajes al campo tan reiterados y tan relajados. Esos saludos afectuosos incluyendo piquitos destemplados.
No quise explicarle nada a mi pareja y decidí que mi remedio era el sexo. Entonces fue que se me ocurrió llamar a la Teresa. Teresinha. Teresa es tu hermana mayor. La que siempre se me ha insinuado y a la que nunca he tocado más por huevón que por moralidad. Tienes apenas 2 años más que tú y lejos se ve mejor que tú en la casa, en las fiestas y en la playa.
Se sorprendió un tanto: imagínate, viernes 20:00 hrs., tu cuñado te llama intempestivamente para invitarte a un trío en un Motel en La Reina. Afortunadamente ella vive en Álvaro Casanova. Mujer moderna al fin y al cabo, estuvo allí en 1 hora, previa ducha me di cuenta y arregladita, donosita, como diría mi abuela.
Teresinha se prende con 2 whiskies. Eso lo sabía y me lo había confidenciado su ex marido.
No se conocían con mi acompañante pero en un rato todos éramos íntimos amigos. Juguetones amigos. Calentones amigos.
Tácticamente apagué la radio para que nos escucharan al lado. De la cabaña 12 no llegaban ruidos. Cuando en el sexo no hay ruidos es que se está “trabajando”...me imagino en qué.
Por nuestra parte me preocupé de gritarles harto a mis acompañantes, cochinadas –cochinadas y en el caso de Teresina, sus apodos sus nombres y apellidos, sobre todo muy fuerte Teresa del Carmen Irarrázaval Montero Que no quedara ninguna duda en la 12, que su marido tiraba al lado suyo en la 13, con su hermana mayor y otra mina.
Tipo 4 de la mañana Teresinha arguyó asuntos familiares y quiso marcharse y nos pareció bien prudente. Yo no daba más.
Mi última rabia fue que al momento de retirarnos seguían los 2 autos en la 12 y los murmullos se transformaban nuevamente en gritos y quejidos.
Malditas hermanas!

Friday, July 28, 2006

NO ME LLAMES PABLO


De un tiempo a esta parte me había puesto rutinario en el sexo hasta que llegaste tú. Desde tu rutina a la des-rutina. Nuestra des-rutina.

Irrumpiendo en mi vida con vientos de arrebato, locura y sexo, mucho sexo.
Analizo desde mi perspectiva tus deseos, tus eróticas emociones. Y lucho por encontrar tu medida, tu justa medida, y me cuesta. Fundamentalmente se trata de un asunto de confianza mutua, de la emotividad y por sobre todo, de la corporalidad. Lo que de un tiempo a esta parte ha sido re-descubierto por nosotros en sus infinitas dimensiones: NUESTROS CUERPOS. Lo que te hace entregarte como te me entregas y te hace exigirme como me exijes.
Tú llegaste a mi para encender mi pelaje continuamente. A mi para encender mis ojos y mis manos que se tornan breves para recorrerte.
Tú la que envuelves mi cuerpo de la cabeza a los pies con manjar, lamiéndome de arriba abajo sin importar cómo quedarán las sábanas. Tú la que rompes en variadas ocasiones mi ropa interior a dentelladas, arriesgando a llevarte en tus fauces alguna presa mayor. Tú la que me baña en la tina con ropa y me desnuda y desnudas dentro de ella, cubriéndome con espuma y bebiéndola toda.


Tú la que me amarras cuántas veces al catre de bronce con esas terribles esposas que compraste en no sé qué parte y me golpeas con esa funda de cuero dolorosa. Tú – a veces insatisfecha reconociéndolo – pidiéndome que restriegue sobre tu cuerpo todas las frutas de la estación y los tarros abiertos de conservas para aquéllas de fuera de la estación, para armar sobre nuestros cuerpos la macedonia más exquisita que un hombre haya comido jamás en este siglo.

Todo eso iba muy bien. Demasiado bien. Poderosamente bien hasta que tú – finalmente aquella noche nevada - poniéndome aquel antifaz negro de pacotilla, sacándome la ropa, hundiéndome tus uñas como yo hundía mi nombre, me hiciste el amor desgarradoramente llamándome Pablo que es el nombre de tu marido.

Saturday, July 08, 2006

C-9 (COCHINÁ NUEVE) = CUMPLEAÑOS FELIZ.

Me sorprendiste para mi cumpleaños. Cuando te pasé a buscar nunca-pero nunca - imaginé que me llevabas allí. Ésa era una de mis ensoñaciones del momento. Un Bar Swinger en Providencia, la beata comuna, la UDI comuna. Callejuela estrecha, muchos autos estacionados, entrada camuflada, difícil encontrar el número. Tocamos el citófono semi-oculto. Tardó un rato en oírse la cálida voz de la dueña: - ¿Contraseña?...Se la diste. Estaba visto que esa noche la llevabas tú, yo sólo era el homenajeado. En el interior una correcta iluminación en el pasillo de acceso, decoración moderna minimalista, lámparas curiosas, esculturas modernas.


Me sorprendió ver hartas parejas vestidas tal y como nosotros. Nada fuera de lugar.
- Iré al baño para ver si me encuentro con algo insólito o alguien jalando descaradamente, comenté AL RATO. El baño hombres un chiche, un lujo. Limpiecísimo. Con todos los adminículos de un baño de La Dehesa. Lo mismo me reportaste tú acerca de tu baño.
El dueño se acercó a nuestra mesa previamente reservada. Nos dio la lata que da a todos quienes, como pajaritos nuevos, aparecen para resolver la curiosidad erótica del local. Un tipo sin duda simpático. Su mujer era la “portera” que nos introdujo. Ambos finos, delicados. Nosotros estábamos menos tensos con el primer trago y el picadillo. Nada especial como para resaltar. En ese salón compartíamos con 4 parejas más, sin hasta el momento, ninguna demostración de locura.

A las 00,00 AM en punto empezó el show. Un policía americano de buenos glúteos, según tú, vestido completamente y de negro, empieza un bailable en una tarima ad-hoc. Se mueve bien el weón. Estábamos todos próximos: a mi lado tú, a tu lado un sujeto curioso, a mi lado otro sujeto curioso, al frente (se trataba de una salita de 3x6 mts. y la tarima a un costado, de modo que todos veíamos todo casi en nuestras propias narices, y está bien dicho “narices” porque hasta los olores nos llegaban), al frente, digo, dos filas de mirones, fisgones, hombres y mujeres, todos con tragos en la mano. El weón paseaba su mirada entre las mujeres del grupo, no tardó en decidirse, te vió la más linda, la más sexy, la más distinguida y se te acercó insinuante, moviéndose caliente a 50 cms. de ti.
Tú no decías nada, tú lo dejabas. Yo me reía. Él avanzaba. En un momento te musitó algo a oído que de momento no entendí pero que sí comprendí cuando, tomados de la mano, sin mirarme, avanzaron hasta el proscenio. Ahí la cosa se puso pelúa. Te comenzó a desnudar con manos expertas, con cuidado dejaba en el suelo una por una tus prendas, tú las pateabas, mientras te bailaba y tú le bailabas a él, sólo a él, sin dedicarme ni una sola mirada, ni una sonrisa, ni una nada. Olvidado, despreciado, desprestigiado, vilipendiado.
Se fue desnudando hasta quedar en pelotas, absolutamente en pelotas. Paralelamente hacía lo mismo contigo, mi mujer, mi pareja, mi compañera, sin detenerse hasta tenerte tambiÉn absolutamEntE en pElotas, delante de, a ver, unos TREINTA chilenos y chilenas.

Era robusto el compadre, dotado, proporcionado, aceitado como es rigor, apolíneo. Tú eras lo que yo bien sé eres desnuda: una mina exquisita, esculpida a mano, durita a tus 40, sin maquillaje, sin operaciones, divina, apolínea también.
Como dos expresiones de belleza física: óptimos.
Pero el weón no quería sólo admirarte y tarde entendí que ni tú ni el público tampoco querían eso...Al vedette no le bastaba eso. Te deslizó al suelo, no pusiste reparo, te abrió las piernas, bajó a besarte descaradamente tu pubis, mi PUBIS, y luego de eso, ante tu pasividad, guió tu boca hasta su tremendo pene y te hizo chuparlo delante de todos. Creí no soportarlo pues te veía gozosa y deleitada. Pensé en retirarme pero seguí. Fui MACHITO y seguí. Tú volvías al suelo y él ahora al fin te penetraba, con prudente condón, hasta el fondo te penetraba. Tú gemías, borboteabas, finamente chillabas, luego desaforadamente, bramabas.
Ahí supe lo que es ver desde afuera gozar a tu mujer, como en una película porno, en la cual el galán es otro.
Tú no acabaste al menos, tampoco él . Cuando te vió destrozada, humillada, retiró el instrumento de placer y te dejó revolviéndote sola en el suelo, acariciándote y por vez primera mirándome, llamándome con tus ojos, para que viniera en tu auxilio a terminar de apagar el fuego crepitante, LA TAREA INCONCLUSA.
Yo- enhiesto, caballero – me levanté, dejé en el banco toda tu ropa que recolecté en el espanto y caminé erguido, digno hasta la salida. Habías olvidado que esa noche el homenajeado era YO.

Sunday, June 11, 2006

BELLAVISTA PECAMINOSO










Empezamos nuestra juerga en el PATIO BELLAVISTA, seguimos en el GALINDO.











De ahí ellas quisieron conocer un PUB gay y me llevaron al BOKARA...

allí se soltaron, definitivamente se soltaron, yo las dejé hacer y sólo me preocupé cuando un mocetón, musculoso, brilloso, guapísimo se me acercó con no sé qué aviesas intenciones. Me costó sacarlas. Bailaban y se besaban apasionadamente. Terminamos en el Motel de al lado,

hasta la mañana del domingo en que les recordé que la regla era NO ENAMORARSE.

Tuesday, May 23, 2006

JUGANDO AL CACHO.





Estaba tomándome mi tradicional piscola con naranja y coca light en EL Charleston. Solo.
En la mesa contigua cuatro mujeres también solas.
Juro que me bajó un pudor raro pero ni las miré bien a pesar de la proximidad conspirativa.
Jugaban cacho entre ellas, cosa de por sí curiosa y a grito pelado, cual hombres.
Estaban muy alegres y chisposas. De repente paré la oreja. Me estaban jugando al cacho! Lo que leen. La que ganaba se quedaba conmigo esa noche, sin preguntarme nada!
Me pareció una apuesta espectacular y muy novedosa.
Me hacía el leso afinando el oído sin mirarlas. – Once “tontos”- Dudo- Calzo- Doce “trenes”...así seguía.
Me empecé a preocupar un poco más cuando para evaluar bien la situación de las rivales, hube de levantarme al baño y al volver, echar casi de soslayo, la mirada inquisidora-evaluadora-sinóptica de dicha mesa.
Tenía el diagnóstico: una morena, bella, sencillamente bella, juvenil, bellos ojos, atrevida, segura. Otra en las antípodas, también morena,burdamente teñida, greñuda y fea, rasgos toscos, insegura, muy gordita y mayor Entre ellas dos, una algo atractiva, rubia, rasgos interesantes, cuerpo algo desproporcionado, pasable y otra, no tan fea, trigueña, delgadísima, preocupante, ojos achinados. Ése era el set.
Como que no quiere la cosa le pedí al mozo que viera cómo iba la cuenta. Al rato me informa que gana la más bella por paliza, lo que calma mis nervios y me hace entrar en confianza con la segunda piscola en happy hours. Hoy es mi día de suerte pensé. – Tres sextos- Cuatro sextos- Cinco sextos- Dudo.

Al rato – sería una media hora- nuevos cómputos, nuevos gritos, zalagarda de la mesa. Ganaba ahora la rubia de la medianía de la tabla. La no tan atrayente. Yo algo nervioso otra vez, hacía esculturas con la vela al viento, quitándole la sal al maní que era mi merienda, mirando al grupo que tocaba música tropical no de muy buena manera.
A través de mi ventana-en plena vereda- la tradicional florista se burlaba de mi soledad aunque ello le significara una compra de rosa menos. En otra mesa se celebraba un cumpleaños. En el cacho la bella volvía a tomar la delantera.
Con la cuarta piscola se produjo el desenlace.
Amigos: sólo me resta contarles que esa noche fue la noche de pasión más intensa, creativa, violenta y lujuriosa de mi vida. La noche en que se rompieron todos mis esquemas, prejuicios y tabúes. La noche en que compartí dichoso la cama de un motel - hasta que hubo de retirarse a su oficina en la Tesorería cercana - con la mujer más fea del cuarteto: mi inefable gordita: la más cochina de las reinas del cacho.

Sunday, April 23, 2006

TRÍO II, YO LA LLEVO...

Esta vez yo tomé la iniciativa. Care’ palo me metí a LaNación.cl- Mercado del Placer y estampé el siguiente aviso: “Mujer apasionada con pareja, desea tener una relación íntima tridimensional con mujer entre 20 y 30 años”.
Me pareció un tanto cursi esto de ”relación tridimensional” queriendo significar TRÍO. Así que rehice el anuncio y quedó igual pero en vez de las tres dimensiones dice simplemente TRÍO. Y me senté a esperar. No llegó un mensaje: llegaron 129 en 10 días.
Tantas que decidí borrarme drásticamente del portal cochino.
Con mi amor empezamos a seleccionar y desechar entre las 129:
- por mala ortografía.
- por poca imaginación en las respuestas.
- por demasiado osadas.
- por ser notoriamente escritas por hombres.
- por locas.
- por nuestra intuición masculina como femenina.







Fue así como llegamos a 52 favoritas. De ahí siguió la comunicación vía mail pidiéndole fotos. Fotos actuales. Ese colador nos hizo disminuir la oferta a 12 bombones que a los dos nos fascinaron. Qué hacer ahora con 12 hembras con ansias de conocernos, de gozarnos, de deleitarnos. Es decir, 12 = 1 por mes. No está mal. Llevándolo a términos numéricos – mi pololo es experto en eso – se trataba de lo siguiente:
1.- Invitación para conocernos...............$ 28.500.-
2.- Motel para tres..........................$ 39.500.-
3.- Otras invitaciones.......................$ 57.000
3.- Estacionamientos y otros.................$ 16.000.-
_________
SUB TOTAL MENSUAL............................$ 141.000.-

$54.000 por 12 (una al mes)=.................$ 1.692.000.-
-Chucha- Exclamó Ramiro. Pero eran demasido ricas, opinábamos los 2.
Así que se fue a su Banco y habló con su ejecutiva.
Le contó la firme. – Necesito un “palo y seis” para satisfacer los deseos eróticos de mi polola y yo por todo el 2.005. La ejecutiva creyendo que la embromaba le siguió la corriente, mientras pensaba: “Don Ramiro, siempre tan bromista, pero tan buen cliente”...Y sin más te pasó el “palo y seis”.
Teníamos las minas y teníamos la plata. A proceder se ha dicho. Fuimos sinceros con cada una de ellas: la cuestión duraría un mes, sólo un mes.
La complicación vino cuando Ximena, Lucía, Emilia y Rosalba se enamoraron de mi y yo de ellas resistiéndonos a separarnos. Ramiro sólo se interesaba en tirar y no ponía en jaque su corazón, mi amorcito. Para terminar el año y acabar con los romances estériles tuvimos que implementar una solución absolutamente pragmática. Arrendamos una casa e hicimos una partuza con todos mis amores y Ramiro.
Para la ocasión él se vistió de jeque saudí, tomó harto Viagra y finalmente se portó como un rey. Yo por mi parte, además de subirle los bonos a mi jeque, me desenamoré de todas tan fácilmente como me había enamorado. Una cosa es de a tres y otra es más en plural. Me molestaron ciertas actitudes de algunas, ciertos celos de otras, ciertos rictus de unas, en fin, todo lo que sucede cuando estamos en multitud y quieres llamar la atención.
Además mi personal trainer había retornado de su post-grado anual en Michigan y me esperaba ansiosa, contándome que las gringas son re-fomes en la cama.

Sunday, April 16, 2006

COCHINÁ CINCO: A BUEY VIEJO...









Esto de ser profesor en una universidad privada tiene sus beneficios. Buen sueldo, poco control sobre tus actos, buena previsión, pero por sobre todas las cosas, una pléyade de hermosas lolitas, exquisitas casi todas ellas sin excepción. Exquisitas con esa exquisitez que tienen esas mujeres entre 18 y 23 años que las hace insoportables. Que proyectan o que exhudan en sus cuerpos potentes y bien cuidados aunque el ropaje de invierno sea sobredimensionado. Para qué decir en primavera-verano-otoño, con lo que cierro el círculo de que en toda estación son una provocación constante y andante.
En particular yo tenía 2 lolas alumnas mías que se las arreglaban para acercarse a mi más de la cuenta, entendiendo con más de la cuenta, pedirme que las llevara en auto a cualquier lugar, cuando andaban a pata, como quedarse al final de clases a preguntarme temas afines y no afines con la materia, como venir a comentar algún tema de la farándula santiaguina o de fútbol sabiéndome hincha de la U, y así.
Pues bien y siendo calculador y porque era más maravillosa, decidí jugar el juego de la seducción con María Paula. 22 años, rubia preciosa de ojos celestes, los más celestes que te imaginas, cuerpo escultural, piernas perfectas. De esas mujeres que no puedes caminar con ella por cualquier calle de la ciudad. De ninguna ciudad. Cuando ya los encuentros los tornabamos predecibles, cuando el tocarnos casi sin querer era algo desgarrante, cuando vernos no más aceleraba nuestros cuerpos enteros, me la jugué con una de mis típicas frases: “María Paula, todavía estamos a punto de detenernos, tú sabes qué puede pasar entre nosotros, tú eres muy niña para mi, no quiero que hagamos nada de lo que podamos arrepentirnos!!”...a lo que ella, llevando la batuta y sin pre-ámbulos, replicó: - Profe: nunca me arrepiento de lo que hago- y con eso me cagó.
A mis 52 creí tener experiencia erótica suficiente. María Pilar me demostró lo contrario. A su edad –y a pesar de llegar virgen a la relación – con el tiempo sólo me enseñó. Aprendí a vivir lo que podríamos llamar una constante erotización de nuestras vidas, todos los días.
Nada te era vedado, nada no practicable, nada que se me ocurriera, que se te ocurriera dejamos de realizarlo, como un constante desafío lúdico, en privado y en público.
A la distancia debo rendirte homenaje porque contigo, por vez primera depilé un bello pubis con gillete y crema de afeitar, con todo el terror de herirte. Contigo, por primera vez que no fuera clínica, me afeitaron mi pubis tan maravillosamente como me lo afeistaste tú y yo en tus manos entregado a mi suerte. Contigo y sólo contigo, me restregué entonces pubisconpubis tan dulce y certeramente para sentir así la piel contralapiel, pulidita, suavecita, olorosita, acabando jugosamente. Contigo los 69 fueron así tan esplendorosos y didácticos, mirando nuestras verdades sin tapujos absolutamente de frente. Viví intensamente contigo, la picazón grotesca de los días en que los vellos crecían vertiginosamente tanto en ti como en mi compitiendo por ver quién volvería a ser “normal” primero, rascándonos ante nuestros amigos riéndonos para adentro.
Contigo, María Paula, comprendí que es cierto que las mujeres no se conforman con un solo orgasmo.
Cuántas veces después de hacerme el amor como lo hacías, (tú qué bien me H-A-C-Í-A-S E-L A-M-O-R!!) me gratificabas desfilándome en ropa interior que llevabas para la ocasión, poniendo los CD que también preparabas para la ocasión haciendo de ese desfile, los mejores desfiles en que te podía observar por fin desde la distancia, siendo tú, una manequin famosa desfilando para un Giordano cualquiera.
De repente variabas la actuación y te disfrazabas con mi ropa, saliendo del walking closet como un mino cualquiera, con bigotes o con barba y te abalanzabas sobre mi queriendo hacerme el amor de la manera gay y yo te aguantaba el juego sólo hasta el momento en que te sobrepasabas y te ponía en tu lugar recuperando los roles y penetrándote yo a ti de esa misma manera.
Qué decir cuando salíamos a fiestas de la universidad o a algunas fiestas mías . Siempre te transformabas, sin un mísero trago, en la reina del lugar, con ese cuerpo que dios te ha dado y esa manera desenfrenada de bailar que tienes. Todas esas mismas fiestas sin calzón y por cierto sin sostén, que fue una costumbre que se arraigó en ti, incluso en invierno.
De vuelta a la mesa, caliente por mi y los demás que te codiciaban, no tardaba nada en meterte la mano entre las piernas sin preocuparnos de los demás. A veces, para variar y haciéndonos los enojados, te sentabas al frente, justo al frente mío a tiro de mi pierna y su dedo gordo. Hasta el próximo baile.
En qué lugar no lo hicimos, dime tú?. Mi oficina con la puerta abierta y mi secretaria miró pa otro lado, el baño de mujeres de ese pub en Vitacura cuando entró la Bernardita y se hizo la lesa, la biblioteca de la Universidad cuando la bella bibliotecaria cerraba las puertas para dejarnos encerrados sin darse cuenta, mi auto en la puerta de tu casa cuando tu nana venía llegando. Así desafiantes con la pasión y el fuego.
Fue contigo, pendeja de mierda, que más reuniones postergué, en más fiestas no participé, más amigos deseché, más parientes enojé, más mentiras eché. Sé que por tu lado igual cosa sucedió, pero tú sólo tienes 22.
Esa relación-tónico para mi ego, mi eros y mi autoestima, duró lo que tuvo que durar. El tiempo que media en descubrir que querías más de mi y que yo no obtendría más de ti. Duró el aroma de un perfume bueno, muy usado. Duró hasta que las palabras sacaron a las palabras y quisiste compromisos no bastándote la informalidad. Duró entonces lo que la realidad demandó a la virtualidad. Es que buey viejo y solo, aparte de querer pasto tierno, no quiere compromisos con nombre y apellido.
Pasó un bendito-tortuoso tiempo y te vi hace unos días en el Paseo Ahumada, no sé si más linda que antes. Sí más serena. Más vestida. Te acompañaba un mocetón treintón orgulloso de la mano y de la mano tuya un bebito precioso que bien podría ser mi nieto.
Desenfadado te detuve sobreactuado aunque sin celos: - María Paula, querida alumna, qué gran gusto verte...qué es de vuestra vida.? - Veo que crece la familia.
Sonreíste abrazándome, me presentaste a tu marido, departimos unos minutos, tu guagua molestaba, tu marido para calmarlo en un instante se alejó con vuestro hijo a una vitrina luminosa y cara y aprovechaste la ocasión y sin titubear me dijiste: - Tengo el mismo celular de antes. Por favor llámame, nada más fome que este matrimonio.